LA PESCA MUNDIAL. ALGUNOS DATOS

I.CONCEPTO
Varias décadas atrás, las administraciones públicas concentraban sus esfuerzos en fomentar la pesca y la acuicultura y asegurar el crecimiento de la producción y el consumo de sus productos. En el decenio de 1980, cuando muchos recursos alcanzaron la plena explotación o incluso una explotación excesiva, los responsables de las políticas comenzaron a prestar más atención a la ordenación pesquera además de ocuparse del fomento de la acuicultura. El reconocimiento subsiguiente de los numerosos fallos de la ordenación ha llevado a los Estados Miembros de la FAO y otras partes interesadas a adoptar un planteamiento más amplio. Actualmente la principal preocupación se relaciona cada vez más con la gobernanza, es decir, con la suma de las disposiciones jurídicas, sociales, económicas y políticas utilizadas en la ordenación sostenible de la pesca y la acuicultura, que hoy se considera como el trasfondo indispensable de su gestión.
La tendencia actual indica que los recursos pesqueros han alcanzado un valor comercial y social como nunca antes lo habían hecho, razón por la cual y contradictoriamente los Estados han iniciado desde la década de los noventa acelerados procesos de privatización de su riqueza pesquera, presionados por los consorcios industriales que reclaman "derechos históricos" y "eficiencia productiva y de inversión" sobre las principales pesquerías. Este fenómeno afecta particularmente a los países ribereños del Tercer Mundo donde el modelo exportador no tiene ningún contrapeso y facilita la extrema dependencia.
La privatización de los recursos pesqueros produce cambios en las leyes de pesca en aquellos países donde existen o se generan nuevos cuerpos legales que crean las condiciones previas y necesarias para traspasar los derechos de propiedad a nombre de la nación o de los Estados a terceros (compañías nacionales o extranjeras); crear nuevos regímenes de pesca, generalmente a través del Sistema de Cuotas Individuales Transferibles (CIT) que se caracterizan por la gratuidad con que se otorgan los derechos de propiedad, la perpetuidad sobre la propiedad y el derecho a vender, arrendar y especular en el mercado de futuro con los recursos.
Los Acuerdos de Libre Comercio, impulsados por la Unión Europea, Estados Unidos, el Grupo APEC y otros, tantos multinacionales como bilaterales, en el Capítulo de Pesca, siempre exigen que las condiciones de privatización ya estén dadas y ratificadas por los Parlamentos Nacionales, de este modo la inversión extranjera puede realizarse sobre una base financiera sólida. Bajo esta esperanza de inversión extranjera, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y recientemente la OMC, ejercen un chantaje a toda escala sobre las naciones amenazando la supervivencia de las pequeñas y medianas comunidades de pescadores.
El interés de los Consorcios Internacionales sobre los recursos pesqueros y la paulatina pérdida de derechos de los Estados y de las comunidades de pescadores artesanales, se explica en el aumento del valor comercial y social de los recursos y en la competencia del mercado para controlar el acceso a la alimentación, convirtiendo los recursos en mercancía comercializable a los más altos precios. Los resultados de tal política tienen un factor universalmente reconocido, el aumento del hambre en el mundo. Los países industrializados aparentemente pescan menos, pero consumen más pescado y los países del sur, pescan más, pero consumen menos.
Millones de personas viven comunidades pesqueras en los países en desarrollo. Aunque no hay por qué suponer que todos los pescadores en pequeña escala son pobres, una gran proporción de ellos afectados por las políticas de impuestas por la globalización se encuentran en una situación extremadamente vulnerable.
Entre las razones de la persistencia de la pobreza figuran factores internos y externos al sector pesquero: la vulnerabilidad, como se ha señalado ya; la pérdida de los derechos de acceso o el no reconocimiento de ellos; la tendencia al agotamiento de los recursos; la lejanía de muchas comunidades pesqueras; las características agroecológicas de la tierra circundante; el bajo nivel socioeconómico, cultural y político; la falta de apoyo político y financiero (frecuentemente como consecuencia del hincapié que se hace en la pesca semindustrial e industrial); y la competencia y conflicto con barcos industriales y otros sectores económicos en las zonas costeras.


II. CARACTERÍSTICAS
o Las pesquerías de todo el mundo contribuyen de manera importante a la nutrición humana y al progreso social y económico. En los últimos cuarenta años, la producción se ha quintuplicado, pasando de unos 20 millones de toneladas a 98 millones toneladas. Hacia los primeros años de la década del 2000, se podría superar los 100 millones de toneladas. El pescado desempeña un papel fundamental en la alimentación de la población mundial aportando una parte importante del consumo de proteínas de ciento de millones de personas. A escala mundial, casi el 16 por ciento de la ingesta total media de proteína animal procede del pescado.
o La ordenación pesquera en aspectos tan importantes como el control del esfuerzo pesquero, el combate a la pesca furtiva, la protección del medio ambiente y la formación de bases de datos útiles para las investigaciones pesqueras y para la toma de decisiones en general. En Chile, se han establecido legalmente áreas de manejo pesquero de recursos bentónicos, las cuales se le entregan a las organizaciones de pescadores artesanales para su explotación controlada bajo estrictas condiciones de evaluación. En Cuba todas las pesquerías de langosta se realizan de forma concesionaria, lo cual significa que a los pescadores organizados en empresas se les otorga derechos exclusivos de pesca en territorios bien delimitados. En México, se reportan concesiones de recursos a pescadores artesanales organizados en cooperativas, los cuales deben cumplir determinados requisitos para explotarlos.
o Los países en desarrollo aportan ahora más de la mitad de la captura mundial. A diferencia de lo que ocurre en los países industrializados, su sector pesquero está dominado por los productores en pequeña escala o artesanales. Estas pesquerías, que normalmente utilizan canoas y embarcaciones menores son fuente de más del por ciento del pescado destinado al consumo humano.
o Las estadísticas mundiales recientes revelan grandes variaciones en el consumo del pescado, pero en general las poblaciones de los países en desarrollo lo utilizan mucho más como componente de su alimentación diaria que los habitantes del mundo desarrollado, aunque la tendencia cambia rápidamente a raíz del comercio mundial y sus efectos. De hecho, los países industrializados o plenamente desarrollados han comenzado a demandar cada vez más recursos pesqueros destinados a su alimentación, desatándose una guerra por qué grupo o capitales representados por grandes consorcios transnacionales, adquieren el monopolio del mercado pesquero, presionando a los países en desarrollo y a los Estados pesqueros para que ajusten sus legislaciones nacionales a las demandas del capital y del comercio.
o Sólo en países industrializados, como en Japón, la población obtiene del pescado más del 20 por ciento de sus suministros totales de carne. Esta fuente de proteínas de alta calidad proporciona el 29 por ciento del total de proteína animal en la alimentación de los asiáticos y casi el 18,6 por ciento en la de los africanos. En América Latina, el consumo de pescado como principal fuente de proteínas animales es mucho menor, situándose en el 7,6 por ciento, aunque como hemos señalado, estos países producen cada vez más y consumen cada vez menos. En América del Norte aporta el 6,6 por ciento de la ingesta total de proteínas animales; en Europa y en Rusia casi el doble, el 12 por ciento. Se prevé que en el próximo decenio se registrará un aumento de la demanda en los países desarrollados, debido a la mayor promoción del valor nutritivo y sanitario del pescado.

III. PRODUCCIÓN (ESTADÍSTICAS)

 NUEVAS ESTADÍSTICAS DE PRODUCCIÓN
La producción total de la pesca mundial alcanzó un nuevo máximo de 143,6 millones de toneladas en 2006 (92 millones de toneladas de la pesca de captura, 51.7 millones de la acuicultura). De este total, 110,4 millones de toneladas fueron empleadas para consumo humano, mientras que las restantes fueron destinadas a usos no alimentarios (alimentación de ganado, harina de pescado para la acuicultura).

1. Según los datos de FAO 36 millones de personas trabajan en actividades primarias de pesca de captura y en la producción acuícola, de las cuales 15 millones trabajan a tiempo completo, 13 millones lo hacen a tiempo parcial y ocho millones son trabajadores ocasionales. El 60 por ciento del total de los trabajadores se dedica a la pesca de captura marina, el 25 por ciento trabaja en la acuicultura marina y en aguas interiores y alrededor del 15 por ciento se dedica a la pesca de captura en aguas interiores. Más del 90 por ciento trabaja en embarcaciones de menos de 24 metros de eslora.

2. Se calcula que la fuerza total de trabajo de las comunidades de pescadores artesanales alcanza 100 millones de personas en todo el mundo. Se supone que hay tres personas en trabajos conexos por cada pescador2, lo que muestra el valor social, económico, político y ambiental de la pesca de pequeña escala.

3. Las pesquerías mundiales están enfrentando una crisis sin precedentes. Las poblaciones de peces, y la mayor parte de las especies marinas, se han reducido a una fracción muy inferior a la de sus niveles naturales históricos. La productividad comercial de los océanos está en su nivel más bajo, con un 73-75 por ciento de las pesquerías más importantes del mundo sufriendo sobreexplotación, plenamente explotadas o en vías de recuperación. Ecosistemas marinos como las comunidades humanas están sufriendo las consecuencias de la pesca nos sustentable.

4. La producción mundial de la pesca de captura y de la acuicultura y el suministro de pescado para la alimentación son actualmente los mayores que se registran en la estadística internacional, alcanzando una importancia estratégica para la alimentación de la población mundial suministrando más del 15 por ciento del total de proteínas de origen animal que anualmente consume la humanidad.

5. China continúa siendo con mucho el mayor productor, ya que su producción pesquera declarada fue de 41,6 millones de toneladas en 2000 (17 millones de toneladas procedentes de la pesca de captura y 24,6 millones de la acuicultura), lo que se estima proporciona un suministro de 25 Kg de alimentos per cápita.

6. Aparte de China, la población mundial ha crecido con mayor rapidez que el suministro total de pescado para la alimentación que proporciona la producción, lo que se traduce en una reducción del suministro mundial de pescado per cápita de 14,6 Kg en 1987 a 13,1 Kg en 2000. Esta disminución se ha distribuido de forma desigual. En algunos países y regiones ha disminuido el consumo de pescado, mientras que en otros se ha mantenido relativamente estable o ha aumentado ligeramente.

7. En 2000, la producción mundial declarada de la pesca de captura, con exclusión de la de China, volvió al nivel de comienzos de los años noventa, ya que totalizó entre 77 y 78 millones de toneladas. Este resultado siguió a las oscilaciones del período 1994-1998 debidas a la influencia de El Niño en las capturas de anchoveta del Perú. Se han registrado recientemente algunos incrementos relativos en otras regiones, sobre todo en aguas continentales de Asia, el océano Índico y el Pacífico centro oeste. En algunas zonas, se han registrado descensos con respecto a las cifras de 1998, especialmente en el Pacífico norte.

8. En el Pacífico noroeste, las capturas totales declaradas se han duplicado pasando de unos 12 millones de toneladas en 1970 a 23 millones en 2000. A comienzos de los años setenta correspondía a China un 20 por ciento aproximadamente de este total, pero en 2000 su parte ha aumentado a más del 60 por ciento.

9. El rápido crecimiento de la producción declarada de China, especialmente el aumento de dos veces y media de sus capturas a casi 17 millones de toneladas desde 1990, contrasta netamente con la reducción a casi la mitad de las capturas de otros países de la región, que disminuyeron a menos de 9 millones de toneladas durante el mismo período.

10. A diferencia de la pesca de captura, la producción de la acuicultura ha seguido creciendo sensiblemente. Con exclusión de China, la producción acuícola mundial (sin incluir las plantas acuáticas) registró una tasa de crecimiento medio anual algo menor (5,3 por ciento) en los años noventa que en los ochenta (7,1 porciento).

11. Se cree que la acuicultura continúa teniendo potencial en muchas zonas y en relación con muchas especies. El empleo en los sectores de la producción primaria de pesca de captura y acuicultura se ha mantenido relativamente estable desde 1995, y se calcula que trabajaban en ellos unos 35 millones de personas en 2000.

12. El comercio internacional de productos pesqueros ha vuelto a alcanzar una nueva cota máxima en valor ascendiendo a 55 200 millones de dólares EE.UU., lo que representa la continuación de la tasa de crecimiento anual del 4 por ciento registrada en el pasado decenio. El comercio neto de exportación de los países en desarrollo aumentó de 10 000 millones de dólares en 1990 a 18 000 en 2000, lo que equivale a un crecimiento real (corregido respecto de la inflación) del 45 por ciento.

IV. LA PROBLEMÁTICA DE LA PESCA MUNDIAL

LOS PROBLEMAS DE LA PESCA EXCESIVA

El exceso de la pesca no sólo reduce la existencia de especies, sean o no objeto de pesca, sino que también causa un fuerte impacto en el ecosistema marino. Más aún, una mala administración sumada a esta actividad le hace perder a la industria pesquera miles de millones de dólares de ingresos potenciales.
En la última década se hizo evidente que los recursos pesqueros que se creían prácticamente inagotables, han comenzado a declinar de una manera inimaginable. Durante las décadas que se desarrollaron entre los años de 1960 y 1980, la producción de las flotas de alta mar y aguas interiores aumentó significativamente, alrededor de un 6% anual en promedio. En la década de 1980, la tasa de crecimiento disminuyó y en la década de 1990, la cosecha se niveló, la curva de producción mundial de pescado se volvió horizontal al alcanzar los 100 millones de toneladas anuales, y no se ha modificado en los años posteriores. Sin embargo, el problema continúa siendo evidente, mientras el producto de acuacultura crece, los rendimientos de las pesquerías que capturan especies no cultivadas en los océanos y aguas interiores es desparejo. Abundantes pesquerías de especies de mares profundos como el bacalao de Nueva Inglaterra y el Canadá oriental empezaron a desaparecer, las del atún gigante del océano Atlántico se redujeron a niveles que ponían en peligro su capacidad de reproducción y varias especies del salmón del océano Pacífico y Atlántico fueron colocadas en la lista de especies en peligro. Detener la pesca excesiva y permitir que las existencias se reconstruyan aumentaría la productividad y maximizaría los ingresos de la industria a largo plazo.
La pesca sin control se ha extendido tanto en el mundo desarrollado como en el mundo en desarrollo. Este tipo de pesca tiene efectos perjudiciales obvios en las especies que son objeto de capturas y al mismo tiempo, se afecta el ecosistema en el cual viven esas especies causando perjuicios a los pescadores y sus comunidades. La Organización de las Naciones Unidas, a través de la FAO, considera que las especies marinas de las que se dispone información, del 47 al 50% están explotadas a plenitud, del 15 al 18% se explotan excesivamente y del 9 al 10% se han agotado o se recuperan del agotamiento.

o CONSECUENCIAS DE LA PESCA EXCESIVA
Las consecuencias ambientales de esta actividad son muchas, entre las cuales se pueden enumerar:
• Cosecha no intencional excesiva de especies que no son objeto de pesca.
• Cosechas reducidas de los peces objeto de pesca.
• Cosecha de especies protegidas.
• Modificaciones en los ecosistemas.
Si tomamos el caso de peces que no se pretende pescar o la denominada pesca colateral, se estima que representa cerca de una cuarta parte del total de la pesca mundial. La pesca colateral comprende todos los peces que son capturados pero no se desea retener o utilizar, o que se debe descartar debido a la regulación de su manejo. Pueden incluir especies especialmente protegidas como mamíferos marinos, o especies en peligro de extinción, o individuos jóvenes demasiado pequeños para comercializarlos, u otras especies de peces sin el valor que se busca o recreativo para el pescador. Es común, que las especies no deseadas se descarten en el mar o en la costa, cuando ya han perdido la vida.
Varios tipos de aparejos de pesca no son selectivos y pueden capturar pesca no deseada. Las redes verticales sostenidas por dos embarcaciones pueden capturar peces jóvenes y mamíferos marinos como los delfines. Los sedales largos capturan aves marinas, tortugas de mar y peces que no se desea comercializar, junto con la pesca que se busca recoger. Las redes verticales que capturan a los peces atrapándolos por las agallas pueden atrapar también aves marinas, y ese tipo de redes, una vez descartadas, pueden seguir capturando y matando animales marinos, lo que es conocido como pesca fantasma. Las redes de arrastre son un tipo de aparejo particularmente no selectivo y pueden realizar una pesca colateral de muchas especies diferentes. Además, aumenta la preocupación respecto de los problemas que las redes de arrastre pueden causar en los ecosistemas marinos. La pesca persistente puede llevar a la eliminación de los ejemplares más grandes y viejos de una población o especie. Las poblaciones que sufren esta actividad se caracterizan por individuos menos productivos, lo que finalmente lleva a una declinación de las existencias. Sin embargo, si la pesca excesiva se contiene y los recursos de las pesquerías se administran de una manera sostenible, el costo del pescado capturado declina y las cosechas aumentan a pasos importantes.

COSTOS ECONÓMICOS
Además de los numerosos costos ambientales, esta actividad implica costos económicos de gran importancia. Si los recursos de las pesquerías se administran de una forma adecuada, la cosecha total podría aumentar unos 10 millones de toneladas métricas, sumando 16.000 millones de dólares anuales a los ingresos brutos a nivel mundial.
La mala administración y la pesca excesiva han hecho que la industria pesquera se maneje deficientemente. En 1992, la FAO estimó que los ingresos mundiales por ventas de primera mano eran de 70.000 millones de dólares, en tanto que el costo operativo total de la flota pesquera mundial fue de 85.000 millones, lo que significa que la flota opera con un déficit anual de 15.000 millones de dólares.
El déficit operativo puede atribuirse al crecimiento notable de la flota pesquera mundial entre los años 1979 y 1989 que la FAO estima que había aumentado un 52%, sin un aumento concomitante de los recursos pesqueros. De hecho, durante este período la cosecha de las pesquerías mundiales creció tan sólo la mitad, aproximadamente, de la tasa de aumento de las flotas, lo que es causa de exceso de la capacidad de la flota pesquera mundial. En las pesquerías, donde cualquiera puede participar, el exceso de capacidad lleva a menudo a la competencia de pesca, en la que todos los pescadores tratan de capturar tanto como pueden, tan rápido como pueden, antes de colmar la cuota. Esto crea a menudo una oferta excesiva en el mercado y reduce los precios para los pescadores, mientras da origen a problemas de abastecimiento a largo plazo para los consumidores.
La pesca colateral excesiva, que con frecuencia acompaña a esta actividad, representa costos económicos para el sector. Estos costos incluyen producción reducida de alimentos en pesquerías que se especializan en peces adultos de especies cuyos ejemplares jóvenes son descartados en otras pesquerías, provocando una reducción de empleos en las plantas de procesamiento como en los locales de venta. El sector de la pesca no es el único que experimenta costos económicos relacionados con la pesca excesiva. Hay también costos significativos para el público. Evidentemente, la pesca excesiva implica costos ambientales y económicos importantes. Detener la pesca excesiva y permitir que las existencias se reconstruyan aumentaría la productividad y maximizaría los ingresos de la industria a largo plazo. Tal acción, es necesaria para estabilizar tanto los recursos como la industria.

 DEPREDACIÓN EN CIFRAS
La sobreexplotación humana es la principal causa de la extinción de muchas especies marinas.
• 7% del total de organismos marinos han desaparecido en 200 años.
• 1% del total de las zonas costeras están protegidas por los Estados.
• 30% de las especies de pesca se han extinguido desde 1950.
• 23% aumenta el número de especies en las zonas protegidas.


LA FAO PÚBLICA EL NUEVO INFORME SOBRE “EL ESTADO MUNDIAL DE LA PESCA Y LA ACUICULTURA”
Roma/Madrid, 2 de marzo de 2009. – La industria pesquera y los responsables del sector en cada país necesitan esforzarse más en comprender los efectos que el cambio climático tendrá en la pesca a nivel mundial y prepararse para ello, según afirma un nuevo informe de la FAO publicado hoy.
La última edición del Estado mundial de la pesca y la acuicultura (SOFIA, por sus siglas en inglés) que publica el organismo de la ONU, advierte que es necesario aplicar prácticas pesqueras responsables de forma mucho más generalizada y se deben ampliar los planes de gestión actuales para incluir estrategias que hagan frente al cambio climático. "Aunque no siempre son aplicadas, las mejores prácticas recogidas en los libros ofrecen herramientas claras y probadas para aumentar la capacidad de resistencia de la pesca frente al cambio climático", afirmó Kevern Cochrane, uno de los autores del SOFIA. "Por tanto, el mensaje a los pescadores y las autoridades pesqueras es claro: alinéense con las buenas prácticas existentes, como las recogidas en el Código de Conducta para la Pesca Responsable de la FAO, y habrán dado un paso importante para mitigar los efectos del cambio climático".

SISTEMAS ALIMENTARIOS Y COMUNIDADES VULNERABLES

El cambio climático ya está modificando la distribución de las especies marinas y de agua dulce. Las especies de aguas más templadas se están desplazando hacia los polos y experimentan cambios en la productividad y el tamaño de su hábitat. Y el cambio climático está afectando a la estacionalidad de los procesos biológicos, alterando las redes alimentarias marinas y de agua dulce, con consecuencias impredecibles para la producción pesquera.
Para las comunidades que dependen en gran medida de la pesca, cualquier disminución en la disponibilidad local de pescado o aumento en la inestabilidad de sus medios de subsistencia les supondrá graves problemas.
"Muchas pesquerías están siendo explotadas al límite de su capacidad productiva. Resulta preocupante analizar los efectos que el cambio climático podría tener sobre los ecosistemas oceánicos y su supervivencia", afirmó Cochrane. Son necesarios esfuerzos urgentes para ayudar a las comunidades que dependen de la pesca y la acuicultura a fortalecer su capacidad de resistencia frente al cambio climático, especialmente las más vulnerables, añadió.

PESCA Y EMISIONES DE CARBONO
La pesca y la acuicultura contribuyen de forma menor aunque significativa a las emisiones de gases de efecto invernadero durante las operaciones pesqueras, el transporte, procesado y almacenamiento de pescado, según explica el informe de la FAO. Se estima que la relación entre combustible y emisiones de dióxido de carbono (CO2) para la pesca de captura es de unos 3 tetragramas de CO2 por cada millón de toneladas de combustible empleado. "Este dato podría mejorarse. Una buena gestión de las pesquerías puede aumentar sustancialmente el rendimiento del combustible para el sector", explicó Cochrane. "Un exceso de capacidad en la pesca -añadió- supone menos peces capturados por embarcación, es decir, menor rendimiento del combustible, al tiempo que la competencia por los escasos recursos implica que los pescadores buscan siempre la forma de aumentar de potencia de los motores, circunstancia que también reduce la eficiencia del combustible". El SOFIA añade que, comparadas con las operaciones pesqueras, las emisiones por kilogramo de productos acuáticos transportados por el aire tras su captura son bastante elevadas. El transporte aéreo intercontinental emite 8,5 kg de CO2 por cada kilogramo de pescado transportado. Esto supone unas 3,5 veces más que el transporte marino y más de 90 veces el transporte local de pescado consumido en un radio de 400 km del lugar de captura.


LINCOGRAFÍA

http://www.fao.org/docrep/011/i0250s/i0250s00.htm
http://www.foodsovereignty.org/new/documenti/pescaforoes.pdf


Autores: Sanchez Flores, Gloria / Quintana Pizarro Carlos Santiago / Rodriguez Meregildo Ricardo. ESTUDIANTES DEL TERCER AÑO DE EDUCACIÓN SECUNDARIA EN LA MENCIÓN DE HISTORIA Y GEOGRAFÍA.UNIVERSIDAD NACIONAL DE TRUJILLO. ASIGNATURA: GEOGRAFÍA HUMANA
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