Y es que la señora
María había visto cuanto regresábamos agitados de la caminata que realicé junto
a sus nietos, Henderson y Eyden, al Complejo Arqueológico de Wanglic, y es
justamente la razón por lo que estoy escribiendo estas líneas.
Bastante tiempo había pasado
desde que estaba decidido ir a conocer este lugar a invitación de Eyden. Ciertamente me imaginaba un lugar
árido con piedras y que dentro de ello se encontraba algunas construcciones
preincaicas; pero nuestros antepasados y la naturaleza me traía más de una
sorpresa. Y también es de hecho que antes que finalice el 2013 tenia que ir a
este lugar.
Partimos a eso de las
ocho de la mañana desde Luya, tres días antes que finalice el año. Poco a poco
íbamos abandonando el pueblo mediante una travesía. Luego empezamos a descender
la pendiente de un cerro que formaba un hermoso cañon.
Si bien hay un camino hacia el lugar, este es muy
agreste y la zona es muy accidentada. Teníamos que caminar con mucho cuidado. Sin
embargo, mientras íbamos avanzando la naturaleza nos regalaba mejores y
hermosos paisajes que solo en esta zona de nuestro planeta se pueden encontrar.
Luego de casi una hora de descenso ya podíamos notar a la distancia que ahí estaban,
estaban perdurando en el tiempo, estaban estáticos vistos solamente por la
naturaleza, quietos como si fuesen eternos.
Mientras nos íbamos acercando nos preguntábamos con
Eyden y Henderson si este lugar fue construido como una llacta o era un centro
militar. Ciertamente no me atrevía a dar una respuesta certera pues tenía que
verlo más de cerca. Aun así Eyden, que ya conocía el lugar, comentaba que al
parecer pudo haber sido un centro militar pues lo inaccesible de la zona no es
pertinente para ser un pueblo donde vivía gente todos los días del año.
Continuamos caminando, descendiendo y sorpresa para
mis ojos cuando toparon con una pequeña caída de agua que formaba una hermosa
cascada.
Esta formación acuática brinda más vida a este
lugar, bueno al menos para mí lo es así. La gente de esta zona, especialmente
los jóvenes, aprovechan un día de sol para visitar y refrescarse en estas
magnificas aguas. Más adelante llegamos hasta la base de la cascada:
fascinante.
Continuamos nuestro recorrido y para llegar al lado
de la zona arqueológica teníamos llegar a un lugar donde la naturaleza se
encargó que una piedra sea usada por los visitantes como puente. Aunque ciertamente
no podemos perder el cuidado porque un mal paso puede tener consecuencias
lamentables. Para ello los pobladores han construido unas barandas para
ingresar con mayor facilidad al otro lado de la pendiente.
Llegamos al otro lado y ciertamente el lugar es
cautivador. Nuevamente sentía estar en otros tiempos, como retroceder el tiempo
o incluso como si el tiempo no hubiese pasado. Lo primero que observé fue unas
formaciones en el cerro de lo que parecía un cementerio de una sola persona. Este
estilo, recuerdo, también lo observé en el Pueblo de los Muertos hace muchos
años. A simple vista están tratando de representar al río o a la serpiente.
Curiosamente continuamos caminando al debajo y al
borde del cerro y nos encontramos que en el lugar había pinturas rupestres, una
de ellas representan la caza del venado.
Estas pinturas casi estaban desapercibidas por la contaminación
visual que ocasionan algunas visitantes con pintas que se hicieron
indiscriminadamente en el lugar. Y lo más lamentable es que jóvenes del lugar
son los que ocasionan este perjuicio a esta obra espectacular de nuestros
antepasados. Henderson y Eyden reflexionaban sobre esta actitud irresponsable y
es que lo que hace mucha falta es identidad y responsabilidad. Este sitio está
protegido, incluso por el ex INC; hoy Ministerio de Cultura, pero solo en papel
porque en la práctica poco o nada hacen para custodiar como institución la
zona.
Mientras conversábamos avanzamos y ahí estaban las
casas circulares: imponentes y grandiosas. Reflejaban lo aguerrido que fueron
los que lo construyeron (ya sea los Chachapoyas o los Chillaos). Pero la incógnita
continuaba. ¿Para qué o con que motivo lo construyeron? Íbamos caminando, fotografiando
y de paso observando de cerca el lugar. El material es de barro y paja, además se
encuentra a uno o dos metros de la
pendiente así que ciertamente no podía ser una llacta donde vivieron ahí
pobladores. Son de forma circular y dentro había orificios con retazos de
madera que son como una especie de bigas. En su interior también encontramos
algunos batanes y en la pared había unas ventanas cerradas con el mismo
material: estos podrían haber servido para guardar algunos alimentos. Finalmente
estábamos seguros que este lugar no fue un centro habitacional o si es así lo
fue pero de forma temporal. Esto porque el lugar es agreste. Prácticamente el
lugar se encuentra en el fondo de un cañón. Además esta zona se caracteriza por
la presencia de lluvias.
Luego de divagar en hipótesis informales concluimos
que este lugar fue un centro militar que solo era usado en caso de emergencia. Pues
los Chachapoyas (o bien los Chillaos) vivían constantemente en guerra. Esta
pudo haber sido la razón de su construcción. En total contamos cuatro
habitaciones. Uno más deteriorado que el otro.
Luego de un breve descanso y de chaqchar la coca
decidimos visitar la cascada. Pero antes de ello, Eyden nos mostró algo
interesante. Se trataba de estiércol de cuy que estaba en proceso de fosilización.
Pues si se comprobara que se tratara del estiércol de este animal se relacionaría
bastante con lo que planteamos anteriormente. El alimento, obviamente, era
indispensable para épocas de guerra y que mejor que el cuy, más aun sabiendo
que el cuy es de origen peruano y data de la época pre inca.
Luego de ello fuimos a ver de cerca a la cascada. No
me equivoqué. La naturaleza no lo dibujó por las puras. Es sinónimo de vida, de
alegría. Luego de sacar algunas tomas encaminamos nuestro regreso. Aunque esta
vez la ruta se hizo mucho más difícil pues teníamos que ascender la pendiente. Con
mucho sufrimiento llegamos a Luya, pero luego de haber disfrutado de un no
rutinario paseo. Mi recomendación: VISITEN LUYA.
Prohibido no sacarse una toma con el fondo de esta hermosa cascada |
Estas ricas naranjas se produce en Luya. Son pequeñas pero muy sabrosas |
La anécedota de este viaje: la caída de nuestro amigo Eyden. Mientras tanto Henderson y yo tomándonos una foto con la cascada de fondo |
Ideal para un chapuzón |
Dragón acuático |
Esta foto es imperdible. Fue tomada cuando llegábamos
a Luya
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Se ve genial Santiago, a recomendación tuya espero poder visitar Luya este año. Saludos
ResponderEliminarClaro que si. Bievenido...
ResponderEliminarEste es uno de los muchos lugares fascinantes de Amazonas. :)
Saludos Yinki. Gracias por visitar el blog.
No hay duda que en Amazonas está lleno de historia, me recordó a la vez que fuimos al Pueblo de los Muertos y la cuevas de quiocta (no sé cómo se escribe xD), espero volver a Amazonas y poder visitar más lugares como éste, buen artículo Santiago!
ResponderEliminarHola, Soy de Amazonas, me alegra saber que estás interesado en difundir la riqueza de nuestra región.
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
EliminarSaludos
linda las fotos
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